Otra vez, como ocurrió el 27 de diciembre de 1989, la capital atestiguará un partido sin público que servirá para establecer a un monarca del campeonato nacional, cuando hoy Liga de Quito y Barcelona SC protagonicen la final de vuelta de la LigaPro 2020 en el estadio Rodrigo Paz.

Sin espectadores se juega desde la quinta jornada, como medida de bioseguridad, tras reanudarse el torneo, luego de una paralización de casi medio año a causa de la pandemia del coronavirus. Esta providencia, que busca prevenir la propagación del COVID-19, es distinta a la que se aplicó en ese último compromiso de 1989 por orden de la Federación Ecuatoriana de Fútbol.

El 10 de diciembre de 1989 Deportivo Quito vencía 1-0 en el Olímpico Atahualpa a Barcelona, con gol de Carlos Mendoza; ese resultado forzaba a la realización de finales entre los chullas y Emelec. Cerca de culminar el juego la afición azulgrana invadió la cancha. Fueron desalojados, pero volvieron a ingresar y se suspendió el compromiso. La FEF decidió que se jugara de nuevo, pero a puerta cerrada. El empate 0-0 coronó a los amarillos.

Marcelo Hurtado y Mauricio Argüello, exjugadores canarios que disputaron ese duelo con estadio vacío, dicen que no pesará que hoy las gradas estén despobladas. El Colorado y el Venado creen que Liga es el candidato a llevarse la copa.

“Cuando estás en esas instancias el público no es determinante, ni a favor ni en contra. Uno se concentra tanto en el partido que pasa inadvertido si hay o no hay público. Esa fue mi experiencia”, dice el exvolante Hurtado. Argüello, exdelantero, opina que en la actualidad los jugadores se acostumbraron a la ausencia de hinchas. “En los partidos de este año los futbolistas se han adaptado a no tener la presencia de público. Dependerá de cada uno de ellos hacer bien las cosas para ser campeones”, dijo el imbabureño.

Según el manabita Hurtado “toda final es intensa” y que así vivió Barcelona ese duelo en el Atahualpa, en 1989. “Jugar en Quito es más intenso, hay dificultades. Al principio me costó pero luego me adapté (a la altura), pese a que jugábamos en la Costa”, aseguró.

Argüello tiene otro punto de vista sobre el primer encuentro que definiría a un campeón, que no tuvo seguidores en las gradas, en la historia del balompié ecuatoriano. “Fue una circunstancia distinta (a la de ahora), porque habíamos jugado un partido (17 días) antes y se suspendió por el ingreso de los aficionados. Cumplimos el objetivo de ser campeones y lo festejamos en Quito; y luego, a la llegada a Guayaquil, hubo una fiesta total”, mencionó por su parte el exatacante, que ese día se despidió del club.

Ambos relatan que, mientras se fijaba una nueva fecha del juego en la capital, Barcelona trabajaba con normalidad, sin pensar en la repetición del partido, porque el objetivo era uno: ganar el título de 1989. Argüello dijo: “Sabíamos que teníamos plantel para ser campeones. Se trabajó muchísimo después de la suspensión del partido”. Coincide Hurtado: “No fue difícil la espera”. (D)

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