Que Nueve de Octubre era firme candidato a volver de inmediato a la serie B pronosticaban muchos antes del comienzo del torneo de la LigaPro Serie A 2021. ¿Qué razones se esgrimían?: Es recién ascendido (reapareció en la categoría mayor tras 26 años), no tiene plantel de peso y lo dirige un técnico ecuatoriano “desconocido”, decían algunos. Pero el tradicional club de Guayaquil ha pulverizado todos los vaticinios. Ha vencido a rivales que tienen mayor presupuesto, plantillas más numerosas, no ha estado nunca en riesgo de bajar, tiene opciones de ser finalista, estará en un certamen internacional y ahora todos saben quién es el esmeraldeño Juan Carlos León, de 46 años. El adiestrador que alguna vez laboró en Barcelona y brilló al mando de las divisiones menores de Independiente del Valle sueña con meter a los octubrinos en Copa Libertadores, donde su club no juega desde 1985.

¿Cómo toma que algunos digan, cuando se destaca la campaña de Nueve, quién es León?

Esos comentarios siempre van a existir en el mundo del fútbol y uno está expuesto a ellos. A los comentarios a favor y en contra me acostumbré desde que jugaba. Nuestro primer objetivo era asentarnos en la A. Luego, consolidarnos para alejarnos de puestos de descenso y lo logramos. Después, clasificar a un torneo internacional, lo que ya conseguimos porque estamos, por lo menos, en la Copa Sudamericana. Hoy buscamos la opción de ir a la Libertadores, lo que se podría si somos finalistas (o por la tabla acumulada) y lo pelearemos hasta el último.

¿Y quién es Juan Carlos León?

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Un exfutbolista que se inició a los 10 años en categorías formativas. Estuve en Panamá, Nueve de Octubre, Liceo Cristiano y Audaz Octubrino. En primera división lo hice en Barcelona. Tras el retiro (con 31 años) emprendí la carrera de técnico. Estoy contento con seguir en el fútbol, es lo que deseé desde niño. Vivir del fútbol para mí y mi familia es una bendición.

¿Qué equipos ha dirigido?

Comencé en el 2008 en Barcelona, como asistente del profesor (Eduardo) Granda y de Johnny Perlaza en divisiones menores. Con Perlaza fuimos campeones con la sub-17, el último título del club (en esa división). Luego me botaron de Barcelona y fui a Norteamérica para dirigir en segunda y la sub-17. Norte e Independiente del Valle se asociaron y Michel Deller buscaba futbolistas de nivel y vino a Norte. Recuerdo que con ocho jugadores nos llevó a Quito y empezó el proyecto sub-16 hasta el 2019, cuando dirigí a Independiente Juniors en sub-12, 14, 16, 18, 19, reserva, segunda división, primera B. El año anterior fui campeón de la serie B con Nueve y hoy buscamos llegar a la final.

¿A qué se debe el éxito actual?

Humildad, trabajo constante, compromiso de todos y unión del grupo. Tenemos jugadores con recorrido en primera, o como (Jorge) Pinos, campeón de la Copa Sudamericana (con Independiente). En Nueve se trabaja con espíritu amateur. Hay hambre y eso tiene este equipo no solo cuando entra al campo a competir, sino cuando entrena, cuando se cuida. Mis dirigidos son muy profesionales en lo que hacen y se abstienen de muchas cosas para estar donde están. No es fácil, pero el sacrificio va a tener su recompensa.

¿En qué puesto pondría a Nueve de Octubre entre los clubes de Guayas, más allá del lugar en la tabla?

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Siempre vamos a querer estar primeros y siempre nos vamos a ver primeros. Con Barcelona perdimos 1-0 en el Modelo con un penal, en un juego que pudimos empatar. En el Monumental le ganamos. A Emelec lo vencimos en el Capwell y en el Modelo ganábamos y nos empataron. Ese resultado aún nos duele. A Guayaquil City lo vencimos dos veces. Estamos primeros que ellos. En el trámite de los juegos fuimos superiores a Barcelona, Emelec y el City.

Nueve les ganó a los grandes.

Estoy satisfecho con lo hecho por los chicos. Se convencieron de que en el torneo no hay rivales deslotados y que podemos competir con cualquiera.

¿Cuál fue el más especial de esos triunfos ante los grandes?

A Emelec (1-0), en el Capwell. Fue un empujón que recibimos para saber que sí podemos competir. No fue solo un triunfo para mí, sino para los jugadores.

Usted habla de ser finalista. ¿Qué opción real tiene Nueve?

Tienen que darse un cruce de varios resultados. La verdad, no dependemos solo de nosotros. Si seguimos haciendo bien las cosas y si se dan los resultados, podremos estar en una final. Seguimos soñando con la final y vamos a pelear hasta el último. Esperamos ganar un juego importante con Delfín (sábado).

A los directores técnicos del país los dirigentes casi no los toman en cuenta. ¿Qué vio Nueve en usted?

Soy un agradecido con la directiva, con el presidente del club (Abdalá Bucaram Pulley); él me dio la oportunidad en 2020 en la serie B y fue un reto. Cuando salí de Independiente Juniors hubo dos o tres ofertas, pero decidí volver a Guayaquil, al entorno familiar, y competir en un equipo donde jugué. Hay mucho talento y preparación entre los técnicos ecuatorianos, pero no les dan oportunidades porque nuestros dirigentes, ante los primeros malos resultados, se ponen nerviosos y despiden al DT. Ahí se daña un proyecto.

¿Ya piensa en el armado del equipo octubrino para 2022?

El próximo año vamos a apuntar a lo máximo. En este dejamos la vara alta y hay que superarla. Hay que buscar el método para que el plantel siga con hambre de seguir compitiendo. Con la directiva ya estamos viendo posibles refuerzos que ojalá estén económicamente al alcance de Nueve de Octubre. Hay que reforzarnos porque estamos en un torneo internacional y debemos prepararnos.

Pero por esta campaña es probable que salgan jugadores.

Cuando hay éxito en cualquier empresa, en este caso en el fútbol, siempre habrá quien quiera hacerse de los servicios de los mejores jugadores. Hasta ahora hay solo especulaciones, pero es más que seguro que saldrán futbolistas de Nueve, pero ya pensamos en recambios. (D)